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Las metas de gestión 2020 de la Academia Judicial: una herramienta para mejorar la pertinencia y calidad de sus acciones

 

 

 

 

Cristina Villarreal Holtshamp

Subdirectora

Academia Judicial

 


 

Cada año, una de las tareas que tanto el Poder Judicial como la Academia Judicial deben enfrentar, consiste en la ejecución de las metas de gestión (eficiencia institucional y desempeño colectivo) que se definen anualmente para ambas instituciones. Muchas veces la puesta en marcha, planificación, desarrollo y evaluación de las diversas actividades que constituyen las metas representan una sobrecarga adicional al trabajo diario en el normal funcionamiento de cualquier entidad y, por lo mismo, se realizan a contrapelo o con el empleo de un esfuerzo adicional importante. Nos parece sumamente relevante, entonces, utilizar las metas como una herramienta que agregue valor al trabajo y que, por lo mismo, potencie las dos principales líneas de acción del plan de trabajo aprobado por el Consejo Directivo de la Academia Judicial, esto es, un incremento tanto en la pertinencia de nuestras acciones de capacitación (desarrollo personal en consonancia con objetivos institucionales) como en la calidad de nuestras actividades (diseño, ejecución, supervisión y evaluación).

 

De este modo, y con el apoyo del Departamento de Planificación y Control de Gestión de CAPJ, propusimos a la Comisión Resolutiva Interinstitucional un abanico de metas que nos permitan, el año 2020, dar debida cuenta de la puesta en marcha de varias de las acciones más relevantes de nuestro plan de trabajo.

 

Nos motiva, por ejemplo, relevar los temas de igualdad y no discriminación por razón de género insertos en el plan específico en la materia aprobado por el Consejo Directivo en junio pasado, a fin de adecuar la oferta de nuestros cursos e impulsar una estrategia para poner en práctica la transversalización de estos contenidos.

 

También nos importa velar por el cumplimiento de los estándares que fijaremos para los cursos de perfeccionamiento dictados presencialmente, por lo que se diseñará e implementará un programa de supervisión de los mismos. Pero, además, tan relevante como los cursos presenciales será la supervisión de nuestra línea de capacitación virtual que se verá fuertemente reforzada a partir del año próximo en la certeza que la capacitación en lìnea se transformará en una de las vías de aprendizaje más recurrente en el corto plazo (por su inmediatez, facilidad de uso y comodidad de los/las alumnos/as), de ahí la necesidad de comenzar una implementación gradual, pero sostenida, y acompañada del necesario seguimiento.

 

Por otra parte, nos parece necesario masificar el conocimiento del proceso de homologación de actividades de perfeccionamiento dictadas por terceros, proceso que durante este año ha contado con un renovado impulso de parte de nuestro Consejo Directivo que, a la fecha, ya ha homolgado 160 cursos (diplomados, postítulos o especializaciones o magísteres) que serán incorporados a la oferta de perfeccionamiento 2020.

 

Por último, tanto o más significativo que las acciones descritas, se presenta para nosotros el rediseño de dos programas emblemáticos de la Academia Judicial: sus programas de formación y de habilitación, rediseño que culminará con una revisión del currículum de cada uno a partir de un diagnóstico que no sólo dé cuenta de las necesidades de capacitación y de las experiencias de quienes hubieren egresado de cursos anteriores, sino que también incorpore, explícitamente, aquellos elementos de contexto y de política pública que contribuyan a la pertinencia y eficacia de la labor de la Academia Judicial.